Literatura y Lectura

…La verdadera vida, la vida al fin descubierta e iluminada, la única vida
por consiguiente realmente vivida, es la literatura: ésa que, en un sentido,
habita a cada instante en todos los hombres tanto como en el artista. Pero
ellos no la ven, porque no tratan de ponerla en claro. Y así su pasado
está atestado de innumerables clichés que permanecen inútiles porque la
inteligencia no los ha «revelado». Nuestra vida, y también la vida de los
demás; pues el estilo, para el escritor, tanto como el color para el pintor,
es una cuestión no de técnica sino de visión. Es la revelación, que sería
imposible por medios directos y conscientes, de la diferencia cualitativa que
hay en el modo como nos aparece el mundo, diferencia que, si no hubiera
arte, seguiría siendo el secreto eterno de cada cual. Solamente por el arte
podemos salir de nosotros, saber lo que ve otro de ese universo que no es
el mismo que el nuestro, y cuyos paisajes nos habrían permanecido tan
desconocidos como los que puede haber en la luna…

1 Proust, Marcel, En busca del tiempo perdido. Tomo 7: El tiempo recobrado. Alianza. Madrid, 1993.


¿Qué es y para qué sirve la literatura?

Un concepto cambiante

Hasta el siglo xviii, la palabra “literatura” —del latín litterae, que significa letras— se usaba para designar, de manera general, los “escritos” e, incluso, “el saber libresco”. La idea moderna del término data del siglo xix, a partir de la cual se engloban los textos poéticos, narrativos y dramáticos de una nación o del mundo.
A pesar de que por experiencia sabemos que existe un conjunto de textos orales y escritos que son leídos y valorados como “literatura” (de la que hablan profesores, críticos, editores, académicos y escritores), se trata de una categoría inestable, imposible de definir con precisión, ya que los criterios que sirven para denominar de tal manera a ciertos textos cambian de acuerdo con la cultura o el momento histórico en los cuales éstos son leídos e interpretados. Y es que lo literario no se refiere a ninguna esencia o característica particular de los textos, sino que es el resultado de una compleja red de relaciones entre una estructura textual, las distintas concepciones del mundo y de la literatura que se ponen en juego, así como las expectativas, valores y creencias del público lector.

2 El término Weltliteratur, o “Literatura del mundo”, fue acuñado por Goethe en 1827, pero sus orígenes se remontan al siglo xviii: Voltaire, Hamann, Herder. Guillén, Claudio, Entre lo uno y lo diverso. Introducción a la literatura comparada (Ayer y hoy). Tusquets. Barcelona, 2005.


El crítico Meyer Howard Abrams se basó en los cuatro elementos que intervienen en el proceso literario: autor, lector, obra y universo para formular una tipología de las principales definiciones del arte y/o la literatura en la cultura occidental. En ese sentido, afirma la existencia de cuatro concepciones básicas: la mimética, la pragmática, la expresiva y la objetiva.

3 Abrams, Meyer Howard, “Orientación de las teorías críticas”, en El espejo y la lámpara. Nova. Buenos Aires, 1962, pp. 13-42.
4 Aristóteles, Poética, versión de Juan David García Bacca, 2a. edición. UNAM. México, 2000, p. 1. (Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana.)
5 Ibid, p. 41.

La concepción mimética es la más antigua de la que se tiene conocimiento y se refiere a la idea de que el arte (o la poesía) es una imitación. Imitación que, según la época y la corriente estética de la que se trate, puede ser de las acciones humanas (Aristóteles), de la naturaleza (Lessing) o, bien, de la realidad (realismo).

En la Poética de Aristóteles (383-322 a.C.) —filósofo griego que tuvo una influencia determinante desde la antigüedad hasta el siglo xviii europeo—, la epopeya, la tragedia, la comedia y la poesía ditirámbica son definidas como “reproducciones por imitación”. No obstante, la poesía no imita las cosas reales tal como sucedieron, ya que este propósito sería objeto de la historia, sino lo que “podría ser y debiera  ser”. En ese sentido, el objeto de la poesía sería lo falso, es decir, lo ficticio, con la condición de ser verosímil, ya  que —afirma Aristóteles— es preferible “imposibilidad verosímil a posibilidad increíble”. Con base en esta concepción, en el siglo xviii se definió a la literatura como mentira, engaño, y se le restó validez como fuente de conocimiento y verdad.
Actualmente se considera que el carácter ficticio no constituye, propiamente, una definición de la literatura sino que se refiere a una de sus características que, por lo demás, no puede aplicarse a cualquier texto. 
Por ejemplo, la poesía no es ni imitación ni ficción. Tampoco todo texto ficticio es literario, como sería el caso de las historietas o las telenovelas. La concepción pragmática plantea como fundamental
la relación entre la obra y el lector, ya que supone que la obra es un vehículo para producir un efecto didáctico, moral o placentero sobre su auditorio. Ya se ha mencionado que la Poética de  Aristóteles planteaba que el poeta imita no “lo que es, ha sido o será”, sino sólo “lo que podría y debiera ser”, de manera que desde entonces se sugería que el poema debía ofrecer al auditorio modelos de conducta
apegados a la virtud y a los más altos valores de la época.


Mimesis: imitación, reproducción o representación.
Ditirambo: composición coral en alabanza a Dioniso.
Verosímil: que parece verdadero.

Recuperado de: http://www.conocimientosfundamentales.unam.mx/vol1/literatura/pdfs/interior.pdf 
Ochoa, Adriana et al. (2006) Conocimientos fundamentales de literatura. Mc Graw Hill. Mexico.

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