Siglo XVIII

Siglo XVIII 

Como decíamos, Francia va a ser la gran potencia europea, también culturalmente. Empieza el espíritu de la Ilustración. La Ilustración es un nuevo pensamiento que critica todos los aspectos desde el punto de mira de la razón, en la que se tiene mucha confianza. Desde ella se critica todo lo que tiene que ver con supersticiones y creencias: por ejemplo, la religión en su vertiente más tradicional. La experiencia siempre será un principio en la vida. Se defienden los valores que nos llevarán a un mundo justo y feliz. Empiezan las reformas sociales que desembocarán, en 1789, en la Revolución Francesa, que abanderaba este lema: “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. La burguesía será la clase
que ascenderá puestos socialmente.

En España estas ideas tendrán muchos detractores (recordemos que siempre hubo una fuerte tradición religiosa que los ilustrados criticaban). Llegan a España reyes relacionados con Francia: los Borbones. Empieza a tener mayor trascendencia la educación, que se quiere para mucha más gente de la que la recibía. Además, es el siglo en el que se crea la Real Academia de la Lengua.
De esta manera, la literatura será difusora de todas estas ideas; o sea, cumple una función útil: desea criticar las cosas negativas de la sociedad; desea enseñar (por ejemplo, las fábulas de Tomás de Iriarte y de Samaniego). Esto desmejoró muchas de las creaciones pues esta intención utilitaria y didáctica restó importancia al grado mínimo de belleza que siempre debe tener el arte. La vertiente artística de las ideas ilustradas es lo que se conoce con el nombre de Neoclasicismo (de nuevo vuelve a tener
gran importancia el mundo grecolatino, el orden, la sencillez). Autores importantes en ese momento son: Moratín en el teatro; Meléndez Valdés en poesía; Jovellanos en el pensamiento.



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